Los defensores sin rostro de Bazán Rodríguez
Por el periodista:
LuIS GUERRERO COLAN
LuIS GUERRERO COLAN
La protesta que viene llevando a cabo el profesor Miguel Ángel Montoya, en plena Plaza de Armas de Huaral, lugar, donde permanece encadenado y en huelga de hambre desde el lunes 15, ha tenido la virtud de exponer ante la opinión pública la incapacidad manifiesta, en todos sus rubros, del actual gobierno edil, pasando por lo administrativo y recalando en lo ético y moral.
No cabe duda que el efecto causado por este acto de protesta, sea cual fuere su causa, ha desnudado, no solo al gobernante y sus funcionarios, sino también, a quienes fungen de periodistas, que tratando de arrogarse un cariz de imparcialidad, intentan apuntalar una campaña electoral (inocultable) de parte del alcalde de turno, quién, paradójicamente se ha convertido en su peor opositor, dado los notorios defectos de personalidad que ostenta y, que, ninguna nota de prensa o una bien elaborada desinformación puede ocultar, mucho menos, los ya innumerables eventos donde trata de presentarse como una persona dadivosa y capaz, pero que, el resultado de los mismos vienen siendo contrarios para su interés (a todas luces previsible) de perpetuarse en el máximo cargo municipal provincial.
Todo ello ha quedado resumido en una forma bastante evidente y entendible de lo que verdaderamente viene aconteciendo en la provincia de Huaral y, todo ello, gracias a la acción tomada por el profesor Montoya, quién viene recibiendo el apoyo desinteresado de muchos pobladores que se unen a su protesta por sentirse víctimas, también, del actual gobierno municipal, que, con su ineptitud y el sobredimensionado uso de la soberbia intentan hacer parecer que los huaralinos son unos incapaces y sumisos, por lo cual, pueden humillarlos cuando les venga en gana hacerlo y sin tener respuesta por ese mal actuar.
Una muestra de esa incapacidad, totalmente manifiesta, es la forma como intentan minimizar y desacreditar al profesor Miguel Ángel Montoya, para lo que están utilizando a unos oportunos defensores sin rostro del alcalde Víctor Bazán Rodríguez, quiénes, posiblemente de vergüenza por la causa que “defienden” o por un acostumbrado uso de la cobardía, ocultan su identidad bajo el membrete de desconocidas “instituciones” defensoras de dignidades inexistentes, en el vano afán de denigrarlo y desmerecer sus reclamos, que coinciden completamente con el deseo de la población huaralina, que aspira a contar con gobiernos capaces y honestos, responsables y respetuosos, algo que está muy lejos de suceder, según, lo que se puede ver y sentir en estos tiempos.
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