La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el estado, este derecho principio encierra todo el ordenamiento jurídico nacional o en otras palabras, todo el orden constitucional y el estado derecho, se reducen a este principio establecido en el art 1ro de la Constitución Política del Estado Peruano.
Fíjense que se habla de la defensa de la persona humana sin excepción alguna y del respeto de su dignidad, no solo por parte del estado peruano sino también por parte de la sociedad.
¿Qué está pasando en nuestro país
y fundamentalmente que sucede en nuestra provincia? Son dos interrogantes que
me vienen dando vuelta desde hace mucho tiempo en la cabeza, sin encontrar
respuesta alguna.
Será acaso que nuestra sociedad
está enferma, será acaso que existe una psicopatolización de la sociedad, si
quepa el término; así como el psicópata se caracteriza por carecer de afecto, tener
un cuadro de valores distorsionado y no sentir culpa ni remordimiento;
estaremos asistiendo a una piscopatolización de la sociedad, donde no se
respeta nada ni a nadie, donde no se respeta ni se cumple la ley, y existe un desprecio absoluto por la vida,
donde nos hemos alejados de los valores,
para vivir en una anomia permanente, donde no funcionan las instituciones,
donde se premia la viveza criolla, y se aplaude al más vivo, donde los medios
de comunicación responde a los intereses de grupos económicos y llenan de
basura los contenidos televisivos exacerbando la violencia y las competencia,
con programas diseñados exclusivamente para alienar y atontar a la población, donde los políticos no cumplen sus promesas y
convierten las instituciones en parcelas de poder sin remordimiento alguno,
donde los jóvenes ya no sueñan con ser profesionales al servicio de su patria, sino
en ganar dinero fácil, creyendo que ello es el pasaporte a la felicidad.
Muchos dicen, se han perdido los valores,
no señores los valores no se pierden están presentes, lo que sucede es que nos
apartamos de los valores y no ejercemos correctamente nuestra libertad, el ser
humano es un fin en sí mismo, por eso el respeto de su dignidad, que no es otra
cosa que el reconocimiento de ese valor intrínseco,
la persona es una fuente inagotable de valor, pero todo eso se deja de
lado por antivalores y por eso hablo de una sociedad enferma.
Los acontecimientos de la última
semana nos muestran a un Huaral, que ni en nuestra peor pesadilla hubiésemos
imaginado, el caso del mercado Mazu, es la demostración palpable de la ineficacia
e inoperancia de las instituciones tutelares como la fiscalía, el Poder
judicial, la Policía Nacional del Perú, la Municipalidad, la Gobernación, esto
se veía venir, sin embargo nadie hizo
nada y quienes tenían la oportunidad y el deber de hacerlo, ya sea por abulia o
por exquisiteces procesales, no
atendieron oportunamente los requerimientos de
una de las partes involucradas, dejando
que la sangre llegue al río y que hoy tengamos que lamentar dos muertes y un
herido en dicho mercado.
Si hemos permitido que en los desalojos se contrate matones, si
existen mafias que sacan títulos de propiedad, si el poder judicial no atiende
una ministración provisional de la posesión como se decía antiguamente, por exquisiteces jurídicas, entonces de que nos quejamos
cuando la sociedad decide resolver sus controversias a balazos. Las autoridades
involucradas tienen su grado de responsabilidad en estas muertes, si el Poder
Judicial que negó la medida de desalojo preventivo solicitada por el señor
Mazu, la hubiera otorgado, hoy no estaríamos lamentando estas muertes.
La delincuencia nos está ganando
la batalla, de ello no quepa la menor duda, pero algo tenemos que hacer, lo
peor sería cruzarnos de brazos, la sociedad tiene derecho a defenderse, pero ¿que
estamos haciendo desde el estado?, creemos realmente, que con la educación que tenemos actualmente, la peor
de Latinoamérica, solo comparable a la de Haití, podemos luchar contra la
criminalidad, creemos verdaderamente que con el sistema de salud que tenemos
ahora, podemos tener fe en nuestra sociedad,
difícilmente. El problema es de educación, pero nos han contado el mito del
progreso y tenemos la educación, la salud y la seguridad, los tres principales
deberes de un estado moderno, en ruinas; nos cuentan que somos el milagro de Latinoamérica
y mueren niños de frio en Puno y los
jóvenes no entienden lo que leen, y se les da basura en los programas sociales
y así nos siguen contando el cuento chino, mientras nos bombardean con “esto es
guerra”, “la guerra de los sexos” y “Combate”. No entiendo cómo puede haber gente
que crea en estas estupideces.
Pero no solo la sociedad está psicopatolizada,
la política también, casi tofos los políticos tienen rasgos psicopáticos, Alan García el
más grande cleptómano de nuestro país, jamás ha aceptado ni ha sentido
remordimiento alguno por las muertes del frontón y por los muertos durante la hiperinflación de
su primer periodo, ni por los indultos,
ni por nada y da cátedra en la televisión sobre buen gobierno, Toledo, mitómano empedernido, Humala un
traidor sin atenuantes , Keiko el más grande cinismo reflejado en su rostro.
Como estaremos de jodidos en la política peruana que Martha Chávez es de la comisión de los
Derechos Humanos, realmente para morirse, si no estamos en una sociedad
psicopatolizada, entonces es peor no existimos como sociedad.
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